A primera vista, el Vedanta y la Imitación de Cristo, una obra maestra del misticismo cristiano escrita por Tomás de Kempis, parecen provenir de mundos completamente distintos. Uno nace en la tradición védica de la India, el otro en un monasterio cristiano del siglo XV en Europa. Sin embargo, cuando se los contempla con mirada interior, ambos caminos apuntan a una misma dirección: la superación del ego, el desapego del mundo ilusorio y la unión con lo Real.
El Vedanta enseña que nuestra verdadera naturaleza es el Atman, el Ser interior, idéntico a Brahman, la realidad suprema. Todo lo que no es esto —el cuerpo, los pensamientos, los deseos, los roles sociales— es maya, ilusión. El camino espiritual implica una renuncia radical a lo falso para establecerse en lo eterno. «Neti, neti» (“no esto, no esto”), dice el sabio: todo lo que puede ser nombrado o poseído no es el Ser.
Tomás de Kempis, siglos y mundos aparte, propone algo sorprendentemente similar. En La Imitación de Cristo, insta al alma a retirarse del ruido del mundo, a morir a sus deseos, y a vivir en Cristo. Habla de dejar atrás el amor propio, el honor mundano y las pasiones del cuerpo para abrazar la humildad, el silencio y la contemplación. “Desapégate de las cosas visibles y elévate hacia las invisibles”, escribe. No lo dice en sánscrito, pero podría 😉
Ambos caminos reconocen que la libertad no se encuentra en la acumulación, sino en la renuncia. Que la verdad no se conquista, sino que se revela cuando el ego desaparece. Y que el mundo, tal como lo percibimos en nuestro estado ordinario de conciencia, no es el destino, sino el velo.
Leer a Tomás de Kempis con ojos vedánticos —o leer al Vedanta con un corazón cristiano— no es un ejercicio de comparación superficial, sino un acto de reconocimiento profundo. Cuando el buscador es sincero, las sendas convergen. Ya sea que lo llames Cristo o Brahman, Dios o Ser, el núcleo de toda mística verdadera es la misma: hay que perder el yo para encontrar lo Uno.
¿Quién fue Tomás de Kempis?
Tomás de Kempis (c. 1380–1471) fue un monje agustino, copista y místico cristiano nacido en Alemania, aunque pasó la mayor parte de su vida en los Países Bajos. Vivió en una época marcada por crisis sociales, guerras y tensiones dentro de la Iglesia, y su respuesta fue retirarse del mundo para cultivar una vida de oración, contemplación y sencillez. Se asoció con el movimiento de la Devotio Moderna, que promovía una espiritualidad interior, práctica y personal, centrada en la humildad, el desapego y la imitación de Cristo en la vida diaria.
¿Qué es La Imitación de Cristo?
La Imitación de Cristo es una de las obras más leídas de la tradición cristiana después de la Biblia. Escrita en latín a principios del siglo XV, es una guía espiritual dividida en cuatro libros breves, dirigidos a quienes desean vivir una vida de profundidad espiritual y unión con Dios. El texto no se enfoca en teología dogmática ni en ritos, sino en la vida interior del alma.
Sus temas centrales incluyen:
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La renuncia al mundo: El alma debe desapegarse del deseo por placeres, poder y reconocimiento.
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La humildad: Solo el corazón humilde puede recibir la gracia divina.
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El silencio interior: El recogimiento es clave para escuchar la voz de Dios.
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El sufrimiento como camino de transformación: Se invita a aceptar las pruebas como medios para purificar el alma.
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La unión con Cristo: No solo imitarlo exteriormente, sino dejar que Cristo viva en uno.
A diferencia de otros textos de la época, La Imitación de Cristo habla con sencillez y belleza profunda, apelando directamente al corazón del lector. Es una obra práctica, íntima y poderosa, que ha tocado a santos, buscadores espirituales y lectores de todas las tradiciones durante siglos.